NOTA DE PRENSA 


REVISTA LOS INROCKUPTIBLES
05/11/13 ARTES



Otros focos

Las telas abstractas de Paola Vega invitan a la contemplación reflexiva y reafirman la acción de pintar per se. / Por Lara Marmor.

Tres enormes pinturas abstractas de colores pastel ocupan casi toda la pared principal de la sala. Como en los antiguos salones franceses, hay un banco para contemplarlas y sentir su fuerza de atracción, casi magnética. En cada cuadro se ven las huellas de una pincelada regular y corta que se desplaza de arriba a abajo y viceversa. Para pintar, Paola Vega sube y baja de una escalera, como en un ejercicio de step de bajo impacto, para alternar rosas, amarillos, azules, verdes pálidos con zonas blanquecinas. Cada obra se termina luego de largas semanas de trabajo, cuando la artista cubre la superficie hasta con cincuenta capas de pintura. El resultado de este extenuante procedimiento performático es una imagen atmosférica como la de las pinturas de Rothko, espectral como el manto de Turín y borrosa como las pinturas de Richter.
Sin miedo a abandonar el tradicional soporte del bastidor por la pintura expandida, las piezas borran la arquitectura que las rodea; sin alinearse con parte de la pintura de la escena actual, deliberadamente incompleta o de mal gusto, las obras de La posibilidad, emparentadas con la rama lírica o expresiva del abstraccionismo, reivindican el savoir-faire del oficio del pintor. Empapada de asociaciones históricas, las obras sin título, temas, ni elementos figurativos (presentes en series anteriores) son el resultado de la acción hedonista de pintar, y su valor está en cada imagen per se, en su capacidad de evocar sensaciones e impresiones.
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Con manchas y chorreaduras a la vista, sorprende la tela agarrada al marco del bastidor con extrema tensión, a pesar de la cantidad de materia que soporta. Los tres lienzos, tiesos como la piel joven, revelan la vitalidad de las moléculas que los componen, y dejan ver, como ocurre con los craquelados de los cuadros cubiertos de polvo en los museos, que la pintura no solo tiene vida y es mutante, sino que sigue viva a pesar de su reiterado anuncio de muerte.
Con curaduría de Verónica FlomLa posibilidad es parte de grupo de exposiciones colectivas e individuales que en los últimos años muestran, piensan y reivindican a la pintura en todas sus variables. Además, interesada en hacerle lugar a la pintura como disciplina y a las mujeres en el mundo del arte, Vega fundó en 2009, junto a Adriana Minoliti, una plataforma de trabajo para realizar exhibiciones e intercambiar ideas llamado Pintoras.
Sentado en el banco, entre las manchas de color, el espectador se siente como en un remanso, un lugar donde reaparecen, como si fuese el principio de un cuento, las palabras de Gumier Maier cuando casi un cuarto de siglo atrás pensaba en los avatares del arte y nos contaba que “en el saturado y vibrante paisaje del mundo, la pintura se ha desleído. Como un fénix fatigado, es necesario sostenerla en cada escena, en cada aparición. Pero es gracias a esta negatividad, a su insistente capricho, que es capaz, a veces, de recuperar su aliento sagrado”. Esto es La posibilidad.

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